lunes, 7 de junio de 2010

Peligra el Toledo castellano


Hace escasos días conmemorábamos la derrota de las tropas comuneras en Villalar, un 23 de abril de 1521, fecha que ha quedado como festividad de la Comunidad Autónoma de Castilla y León y que, alguno, celebramos como el Día de toda Castilla. Celebramos ese mismo día la muerte de Cervantes y de Shakespeare, por lo que aprovechamos para festejar el Día del Libro, mientras otros celebran el Día de San Jorge (festividad de Aragón) y aprovechan para regalar rosas y libros.

Es curioso que los telediarios se llenen de libros y rosas, de sanjorges y sanjordis, pero el hecho de Villalar siga pasando desapercibido para los castellanos en general. No sólo para los del sur, que por virtud de las comunidades autónomas hemos olvidado que lo que se conmemora en Villalar es la pérdida de las libertades de Castilla en manos de la dinastía flamenca y la muerte de los capitanes Juan de Padilla (natural de Toledo y Capitán del Ejército comunero), Juan Bravo (natural de Atienza, en Guadalajara, y Capitán de las Milicias de Segovia) y Francisco Maldonado (salmantino y Capitán de las Milicias charras), sino incluso los que viven en la actual Castilla y León y que, viendo la televisión, parece que no existe más fiesta que la venta de rosas y libros en Las Ramblas.

Viene esto a colación porque en nuestro Rincón de la Historia de este número, el profesor de secundaria Enrique Leblic nos recuerda las vicisitudes que ha atravesado la Plaza de Padilla de Toledo, las placas de oprobio o de loa que en ella se han situado y que nos sirve para reclamar, una vez más, la colocación de una estatua en esta Plaza que sirva de homenaje y reconocimiento a todos los Comuneros toledanos, tan olvidados hoy por nuestro Ayuntamiento del que estos comuneros fueron miembros. Existe, enlazando el pasado con el presente, un grupo de internet en Facebook que reclama la colocación de esta estatua y al que todos podemos unirnos para hacer más fuerza.

Y cambiando ligeramente de tema, hace escasamente un mes que hemos vivido en nuestra castellana ciudad las celebraciones de Semana Santa, por desgracia cada vez más “infiltradas” de esa extraña costumbre que observamos los últimos años y que parece querer convertir nuestras procesiones en fiestas andaluzas. Goza la Semana Santa toledana del reconocimiento de Fiesta de Interés Turístico Nacional precisamente porque es única e irrepetible, en sus pasos, en sus cofradías, en sus recorridos procesionales, y por estar considerada como una de las más tradicionales Semana Santa castellana, de recogimiento, silencio y oración. Por desgracia, últimamente algunos se han empeñado en hacer de esta Semana Santa un sucedáneo de las andaluza, y hemos oído voces de “arriba con Ella, hasta que toque el cielo”, a la salida de algunos pasos, alejadísimo del recogimiento casi místico propio de NUESTRA Semana de Pasión. Vaya desde aquí nuestro reproche a quienes quieren cambiar nuestra Semana Santa castellana, silenciosa y recogida, por una extraña Semana Santa andaluza, preciosa para vivir en Andalucía, pero no en Toledo.

La venganza del Emperador


Juan José Fernández Delgado me dedicaba recientemente su libro “Placas, dedicatorias y estatuas en las calles de Toledo”. Hojeándolo, encontré los seis azulejos en los que en azul sobre blanco se escribió el nombre de Plaza de Padilla. Triste recuerdo de los acontecimientos que vivió la ciudad de Toledo en el marco de la guerra de las comunidades. Cierto es, que podría haber sido peor, pues tras la victoria imperial, se intentó borrar la memoria de nuestros héroes castellanos o en todo caso, cubrirla bajo el manto de la infamia.

Con nuevos aires liberales, el siglo XIX ve como la ciudad quiere restaurar el honor y el recuerdo de los toledanos protagonistas de aquel episodio. En 1821 las autoridades municipales proyectan construir un monumento a los comuneros de Castilla “digno de su gloria”. El diseño de D. Miguel Antonio de Marichalar debía componerse de:

una escalinata de tres gradas, sobre la que se levantaría un pedestal de nueve pies de altura, para recibir un cuerpo ochavado donde se grabasen las inscripciones, terminando con otro circular en el que se asentase principalmente la España de pié, coronada y con lanza en mano, recogiendo en su seno el retrato de Padilla realzado por un viejo con larga barba que simulara el Tiempo, y pisando á otra figura que representase la Maledicencia”.

Son bien conocidos los sucesos que se desarrollan en la ciudad de Toledo y que supondrán el fin del conflicto entre comuneros y realistas.

Entre abril y mayo de 1521, la revuelta se reactivaba en la ciudad. El control, tras la huida de Acuña, lo asume Maria Pacheco la viuda de Padilla, a quien la popularidad del arzobispo había relegado a un segundo plano.

Entre mayo y julio de 1521 los acontecimientos, que se intuyen desfavorables a la Comunidad, hacen creer que Doña María negociará la rendición. El marqués de Villena primero y el prior de la orden de San Juan por quien intercedía Don Esteban Gabriel Merino, arzobispo de Bari, después, serán los protagonistas de estas conversaciones. La invasión francesa de Navarra y la necesidad de concentrar las tropas imperiales en el Norte peninsular, hace que el cerco a la ciudad se debilite. Estos sucesos inducen a creer a los toledanos fieles a la comunidad, que la resistencia puede dar resultados positivos y optan por tomar con más ímpetu las armas para conseguir al menos una tregua provechosa. El 25 de Octubre se firmaba, en este sentido, un acuerdo relativamente favorable a los rebeldes. A corto plazo se ponía, aparentemente, fin al conflicto en el área del Tajo. El 31 de Octubre hacía su entrada en la ciudad el arzobispo de Bari (Barri).

Todo parecía desarrollarse según lo acordado, pero de nuevo la situación da un giro, sea dicho, nada inesperado. La presión de las tropas francesas en el norte disminuía y los firmantes de los acuerdos se mostraron menos prudentes a la hora de manifestar su disconformidad con lo pactado en Octubre.

Así, el 3 de Febrero de 1522 se prende de nuevo la mecha de la rebelión. María Pacheco, que no estaba dispuesta a entregar las armas hasta que el Emperador Carlos V en persona ratificara los acuerdos, y las provocaciones de don Juan de Zumel nuevo corregidor nombrado por los virreyes, quien había recibido ordenes expresas de restablecer por completo el orden en la ciudad, serán los ingredientes necesarios para un nuevo conflicto armado que a la postre supondría la derrota definitiva de los comuneros.

Ese mismo día, sin dilación, el cabildo de la catedral hizo poner en el templo primado dos inscripciones conmemorativas que rezaban de esta manera:

LUNES TRES DIAS DE HEBRERO AÑO DE 1522, DIA DE SANT BLAS, POR LOS MÉRITOS DE LA SACRATÍSIMA VIRGEN NTRA. SRA. EL CLERO DESTA SANTA IGLESIA, Y CABALLEROS Y BUENOS CIUDADANOS CON MANO ARMADA, JUNTAMENTO EL ARZOBISPO DE BARRI QU Á LA SAZON TENIAN LA JUSTICIA, VENCIERON A TODOS LOS QUE CON COLOR DE COMUNIDAD TENIAN LA CIUDAD TYRANIZADA: Y PLUGO Á DIOS QUE ASÍ SE HICIESE EN RECOMPENSA DE LAS MUCHAS INJURIAS QUE Á ESTA SANTA IGLESIA Y Á SUS MINISTROS HABIAN HECHO. Y FUE ESTA DIVINA VICTORIA CAUSA DE LA TOTAL PACIFICACIÓN DESTA CIUDAD Y DE TODO EL REYNO: EN LA QUAL CON MUCHA LEALTAD POR MANO DE LOS DICHOS SEÑORES FUE SERVIDO DIOS Y LA VÍRGEN NTRA. SRA. Y LA MAGESTAD DEL EMPERADOR D. CÁRLOS SIEMPRE AUGUSTO, REY N.S.

Nicolás Maquiavelo decía, en 1513, que “el buen príncipe debe tener la capacidad de manipular situaciones, ayudándose de cuantos medios precise mientras consiga sus fines: lo que vale es el resultado”. Es posible que la persona que mandó pintar dichas inscripciones fuera buen conocedor de la obra del filósofo florentino. No deja de ser paradójico, hasta cómico, diría yo, referirse como “tiranos” a los comuneros.

Tras la huida de Maria Pacheco de la ciudad disfrazada de campesina, el mencionado Juan de Zumel ordenó demoler la casa de Juan de Padilla y sembrar de sal todo el solar para que no crecieran ni las hierbas silvestres. Ordenó además colocar en dicho lugar (hoy plaza de Padilla, antigua plaza de los Tueros) una columna con la siguiente inscripción:

AQUESTA FUE LA CASA DE JUAN DE PADILLA Y DOÑA MARÍA PACHECHO, SU MUJER, EN LA QUAL POR ELLOS É POR OTROS QUE Á SU DAÑADO INTENTO SE ALLEGARON, SE ORDENARON TODOS LOS LEVANTAMIENTOS, ALBOROTOS É TRAICIONES QUE EN ESTA CIBDAD É ESTOS REYNOS SE FICIERON EN DSERVICIO DE SS.MM. LOS AÑOS DE 1521. MANDÓLAS DERRIBAR EL MUI NOBLE D. JUAN DE ZUMEL, OIDOR DE SS.MM. É SU JUSTICIA MAYOR EN ESTA CIBDAB, É POR SU ESPECIAL MANDADO; PORQUE FUERON CONTRA SU REY É REYNA É CONTRA SUS CIBDAB, É LA ENGAÑARON SO COLOR DE BIEN PÚBLICO POR SU INTERESE É AMBICION PARTICULAR, POR LOS MALES QUE EN ELLA SUCEDIERON, É PORQUE DESPUES DEL PASADO PERDON FECHO POR SS.MM. Á LOS VECINOS DE ÉSTA CIBDAB QUE FUERON EN LO SUSODICHO, SE TORNARON Á JUNTAR EN DICHA CASA CON LA DICHA DOÑA MARÍA PACHECO, QUERIENDO TORNAR Á LEVANTAR ESTA CIBDAD É MATAR Á LOS MINISTROS DE JUSTICIA É SERVIDORES DE SS.MM. É SOBRE ELLO PELEARON CON LA DICHA JUSTICIA É PENDON REAL, É FUERON VENCIDOS LOS TRAIDORES: EN LUNES DIA DE SANT BALS TRES DE HEBRERO DE 1522.

Los familiares de Padilla, ya en el reinado de Felipe II pidieron que esta placa se retirara. En su nueva ubicación, el puente de San Martín, se le añadió la siguiente:

ESTE PADRON MANDÓ S. M. QUITAR DE LAS CASAS QUE FUERON DE PERO LOPEZ DE PADILLA, DONDE SOLIA ESTAR, Y PONERLE EN ESTE LUGAR, Y QUE NINGUNA PERSONA SEA OSADA DE LE QUITAR SO PENA DE MUERTE Y PERDIMIENTO DE BIENES.

En 1824, desaparecería definitivamente cualquier muestra del “infame recuerdo” de los comuneros toledanos. En este año, en el lugar donde antaño vivieron los Padilla, se colocó una sencilla lápida, hoy desaparecida, y que rezaba de la siguiente manera:

AQUÍ ESTUVIERON LAS CASAS DE JUAN DE PADILLA, REGIDOR QUE FUE DE ESTA CIUDAD, A CUYA BUENA MEMORIA DEDICAN ESTE MONUMENTO SUS CONCIUDADANOS.

AÑO DE 1836

Enrique Leblic Ramírez

¿Nos quieren mancheguizar? (II)


“Que Tajo y Duero, aunque nunca se hayan visto ni hayan mejido sus aguas caudales, son hermanos” (Miguel de Unamuno).

Castilla, con añadidos, resta identidad, oculta identidad. Mientras los catalanes pertenecen a Cataluña y no a Cataluña el Ampurdán, los gallegos a Galicia y no a Galicia – Terra Chá, Andalucía y no Andalucía las Alpujarras, Extremadura y no Extremadura la Vera…. aquí Castilla o es Castilla y León o Castilla es Castilla la Mancha. En el primer caso son dos identidades históricas y administrativas multiseculares unidas desde el siglo XIII, pero en nuestra región, se une la identidad castellana con una de sus comarcas que también es Castilla. Queda un poco raro ¿No?.

Hoy Castilla se encuentra dividida entre varias comunidades incomprensiblemente ¿Por qué trocear, ocultar, añadir o buscarnos novio o novia a los castellanos ? ¿A caso los castellanos no somos nadie por si? ¿Somos incapaces de ser nosotros mismos?, ¿ Alguien le preocupa o inquieta que seamos castellanos ?.

Para los “repartidores” a lo Javier de Burgos del 78, cuando habían resuelto las aspiraciones autonómicas de la periferia… nos tocó a Castilla. ¡¡Ancha es Castilla¡¡ Y como lo castellano les venia un poco grande y los castellanos tan pequeños, cada político tiró para su feudo. En Castilla la Nueva (desmembrada) buscaron y hallaron en el cajón de los recuerdos locales a Carlos III y su provincia de la Mancha, recortada del antiguo reino de Toledo, y lo añadieron al nombre de Castilla, quedando cubiertas las aspiraciones mancheguistas y los votos respectivos. Algunos estuvimos desde la cultura en aquella “fiesta”, pero tirando de hemeroteca conocerán nuestra opinión al respecto. Entre consensos políticos, tiras y aflojas se parió a Castilla la Mancha y lo aceptamos. Pero de aquello, a las intenciones actuales de mancheguizarnos a todos, va un tramo bastante largo.

Bien, pues no contentos entonces con romper Castilla en su identidad unitaria, ahora viendo lo que parecen ser calculadas intenciones para que el castellano no sepa ni lo que es, nos encontramos en plena tarea para suplantarlo por otra cosa. Así disfrutamos una culturización manchegista hasta en la sopa. Bueno en la sopa… todavía se llama “castellana” aunque todo se andará para mancheguizarla a su debido tiempo.

Observen a su alrededor, vean los telediarios, lean la prensa atentamente, libros de historia escritos por algunos manchegos, revistas de la Junta y otras que no lo son, incluso oigan atentamente al “hombre del tiempo” de alguna emisora cuando habla de la climatología en la Mancha, en referencia a la región, o cuando el comentarista habla o escribe sobre el equipo “manchego” al referirse al Talavera, o la tontería supina de Toledo “capital de la Mancha”, las agencias “regionales” como “Manchatour”, “Mercamancha” y un largo etc… Cuanto menos todo esto es “mosqueante”. ¿No les parece? Es posible que se trate de simplificar nuestro nombre, largo nombre de “castellanosmanchegos”, ¿ Pero por qué siempre se simplifica a costa de Castilla?.

Viendo estas arremetidas. Alguien pensará ¿Qué tiene este señor contra la Mancha o los manchegos? Pues es fácil la respuesta: ¡¡Nada¡¡. Son mis hermanos castellanos y además los verdaderos “castellanomanchegos”, por darse solamente en ellos, las dos condiciones para denominarse así. Y si el que suscribe fuera manchego, lo sería a mucha honra, la misma honra de ser castellano, español o monteño.

Por último, una reflexión. Efectivamente “disfrutamos” de un empacho del Quijote de la Mancha aunque no se den cuenta quienes lo promueven. Los empachos causan problemas de salud y ésta debe cuidarse para digerir bien el plato. ¿Por qué no diversificar? Además de D. Quijote, también es nuestra La Celestina, es nuestro El Libro del Buen Amor, la mitad del Cantar del Mio Cid, los Sonetos de Garcilaso y un largo etc… que aunque no son manchegos, también los podemos promocionar al mismo nivel que D. Quijote, aunque crean que no “vendan” tanto. Todo es cuestión de marquetink y cultura.

¿Por qué en lugar de recurrir siempre a los nombres y figuras quijotescas como los que proliferan en los organismos oficiales y por mimetismo en otros lugares, no recurrimos también a las obras anteriores?. Entonces comenzaremos a pensar que existe menos mancheguización y veremos realmente que la cultura castellana y universal de nuestra región, también es tenida en cuenta, pero mientras, la realidad continúa siendo tozuda.

No todos los manchegos son de la opinión de los “mancheguizadores”, pues todavía existe el sentido… de lo castellano y lo manchego en la Mancha.

Ahora si, un ruego a los “escribidores”, guionistas, locutores, “historiadores” y demás medios, criados en los pechos de la Logse o seguidores entusiastas de la mancheguización, al Greco no me lo hagan manchego, por favor.

Del Camino del Cid en Guadalajara


En esta sección hablaremos de uno de los grandes activos turísticos en cuanto a recorridos históricos se refiere de todo el norte y este de Castilla: el Camino del Cid.

Esta ruta nació a raíz de la creación del Consorcio Camino del Cid, entidad formada por las Diputaciones Provinciales de Burgos, Soria, Guadalajara, Teruel, Zaragoza, Castellón, Valencia y Alicante. En tiempos de Rodrigo Díaz, el Reino de Castilla llegaba hasta Soria, siendo tierras de frontera el castillo de Gormaz, y toda la ribera soriana del Duero.

Cuando el Cid parte al destierro, deja Castilla por tierras de Soria para adentrarse en dominios musulmanes, esto es, la actual provincia de Guadalajara. Entró el Cid por Miedes de Atienza, para continuar hasta Atienza y su castillo, llegando hasta el Robledo de Corpes. Entre otros emplazamientos, Castillejo de Robledo (Soria) y Robledo de Corpes (Guadalajara) se "disputan" amigablemente el lugar de la famosa "afrenta de Corpes" que aparece en el Cantar. Tras una serie de vicisitudes, vueltas, y revueltas, el Cid llega a Castejón, hoy día llamado Castejón de Henares, donde se sitúa la llamada "casa del Cid", interesante edificio histórico en el municipio.

A imitación del Camino de Santiago, podremos ir sellando un salvoconducto en diversos establecimientos por los que vayamos pasando, lo que hace ameno el Camino y permite una, hasta cierto punto, orgullosa justificación de su realización. En Castejón se deriva un ramal del Camino, ya que desde ahí, Alvar Fáñez de Minaya, caballero principal y sobrino del Cid, se separó de éste y dirigió una algarada que, pasando por Hita, la villa del Arcipreste, llegaría a Guadalajara (la Wad-Al-Hayara musulmana). Alvar Fáñez saqueó el corredor del Henares, y conquistó la ciudad de Guadalajara para los castellanos una fría noche de 1085, consiguiendo con un ardid que le fueran abiertas las puertas de la muralla arriacense. Mientras tanto, Mío Cid, desde Castejón, se encaminó a Anguita, para volver a entrar en Soria por tierras de Medinaceli. Meses después, volvería a internarse en la actual provincia de Guadalajara para recibir apoyo de un conocido principal: Avengalbón, señor musulmán de Molina de Aragón y su castillo. A tenor de los últimos estudios, pareciera ser que el autor del Cantar, al desconocer el nombre del alcaide del castillo de Molina, le puso el nombre de Avengalbón, en recuerdo de otro caudillo árabe de nombre Ibn-Galbun.

En definitiva, la parte del Camino que dicurre por Guadalajara, y el mismo Camino en sí, constituyen una gran oportunidad para revivir nuestra historia, devolvernos a la Reconquista y a la Castilla del siglo XI, y disfrutar de la conquista de Guadalajara por las tropas castellanas de Alvar Fáñez de Minaya.

Pese a ciertas carencias en señalización, hostelería, etc, es importante publicitar esta ruta como gran activo cultural de Guadalajara y de toda Castilla. Camino del Cid: una ruta que nos devuelve a nuestras raíces.

José Manuel Sanz

Agresiones al castellano (I)


Numerosas, y desde muy variados frentes, son las agresiones que diariamente recibe la lengua castellana, esta preciada lengua hecha realidad cada instante por cerca de quinientos millones de hablantes, ubicados en los lugares más recónditos del universo mundo. Es, también, nuestra lengua castellana, después del chino mandarín, la que alimenta el pensamiento –y con ello el espíritu- de mayor número de hablantes que la tienen por “lengua madre”. Además, para hacerse con sus reglas de buen uso y con su vocabulario, miles y miles de estudiantes extranjeros aguardan pacientemente a las puertas de las Embajadas españolas, de los Institutos Cervantes repartidos por el mundo entero y de los Institutos bilingües, Academias miles, Centros de Estudios y de las Universidades de todo el orbe. Pues bien; esta lengua noble y universal, con escritores y obras resaltados como eternos, pues con su valor de mitos se hallan al margen de los cánones valorativos de la moda, es agredida y despreciada en el solar patrio desde el gobierno y sus administraciones, pasando por las autonómicas –algunas de éstas, si cabe, con mayor afición y encono-, por el gremio de los comentaristas del deporte y numerosos “escribidores” de revistas y periódicos, por politicastros de tres al cuarto desde la misma tribuna de oradores y por un número ilimitado de contertulios televisivos y radiofónicos, hasta los que se anuncian con rótulos de neón en las puertas de sus respectivos establecimientos y en la chapa, laterales y traseras, puertas y luna de coches utilitarios y comerciales. Y lo hacen sin rubor y sin propósito de enmienda, pues insisten en sus agresiones tozudamente: a lo sumo dicen “valga la redundancia”.

¿”Ocurre otro tanto en otras lenguas cultas y modernas”?, preguntarán ustedes. Pues no. ¿Cómo van a ocurrir estos despropósitos contra sus respectivas lenguas? ¿Alguien podría escucharlos sin sentirse ofendido? Claro que no. Y saldría a la palestra pública el presidente o primer ministro (o uno de los múltiples ganapanes llamados consejeros de educación) a reprender, amonestar y afear al ofensor por sus ultrajes a la lengua de todos. Y se le instaría a corregir el anuncio incorrectamente escrito en un plazo de tiempo tan breve como prudencial.

Ahora señalo la máxima de estas agresiones: el hecho de que grupos minoritarios extremistas y trasnochados no permitan el uso reglado de nuestra lengua castellana en letreros públicos reseñados en calles y plazas públicas de la región catalana y, por ende, su empleo como vehículo educativo. ¡Será posible! Y como el gobierno ni sus administraciones hacen nada por corregir estos dislates, digo que el primer ofensor es el des-gobierno actual y todos los gobiernos anteriores. (Continuará).

Juan José Fernández Delgado

Libro recomendado: mayo-junio de 2010

En este tercer número vamos a recomendar dos lecturas. En primer lugar, más que un libro, queremos presentar a nuestros lectores a un autor, Julio Senador Gómez. Este castellano viejo nacido en 1872 en Valladolid, destacó por sus diferentes escritos en torno a Castilla. Destacan obras como Castilla en escombros o Castilla, lamento y esperanza. Sus libros se centran desde un punto pesimista en la situación de Castilla, en particular de su mundo rural. En muchos casos sus palabras podrían acoplarse perfectamente a lo que sucede actualmente en las tierras castellanas, y por ello recomendamos su lectura.

En segundo lugar, queremos llamar la atención por la reciente publicación por parte de Ventura Leblic, miembro de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, de una recopilación de diferentes artículos aparecidos en la prensa toledana en los últimos años, centrados en la actual situación de Castilla y de los castellanos. El autor reflexiona desde un punto de vista histórico y social, sobre las circunstancias que rodean hoy en día a un territorio desgajado y que en muchos casos ha tenido que sufrir el olvido de su Historia por parte de las administraciones. Esta publicación en formato Minor (octava) puede adquirirse a través de la Asociación Cultural Castilla Nova, al módico precio de 2 euros. También pueden conseguir los libros que recomendamos en los dos números anteriores El Patrimonio Cultural castellano expoliado e Historia de Castilla. Reflexiones desde el siglo XXI.

Cultura en Castilla: Mayo-junio de 2010

Nuestras recomendaciones culturales se van a centrar en las actividades que a lo largo del mes de Mayo se van a realizar en la urbe castellana, Toledo, por parte de la propia Asociación Cultural Castilla Nova, en lo que será toda una semana de castellanismo cultural. El lunes día 17 en el Palacio de Benacazón, tendremos la conferencia: Los símbolos de Castilla y su evolución histórica, dictada a cargo de Ventura Leblic, experto en Heráldica y Genealogía. El miércoles 19 llegará a Toledo la Baraja Comunera (www.labarajacomunera.com), proyecto en el que ha colaborado Castilla Nova, basado en la reproducción de los sucesos históricos de la Guerra de las Comunidades en una baraja de cartas. La presentación tendrá lugar en la librería Hojablanca a las 19:30, donde también se podrá disfrutar de una exposición con los dibujos originales que inspiraron la baraja. El precio de la Baraja Comunera es 6 euros.

Por último, el día 20 jueves en el Palacio de Benacazón se proyectará la película titulada La Leona de Castilla de 1951. Magnífica representación de la figura de María Pacheco, llevada al séptimo arte. ¡Estáis todos invitados!