jueves, 11 de febrero de 2010

Identidad y territorio


La realidad de la Castilla de hoy en día, y de su identidad, no presenta un paisaje nada halagüeño. Y sin identidad colectiva, no hay desarrollo conjunto. Está claro que la organización territorial de Castilla, conociendo su realidad geográfica y humana, no es en ningún caso la más apropiada para la generación de identidades motivadoras y comprometidas. Es imprescindible la deconstrucción de las Castillas que conocemos, y construir una nueva identidad que nos asegure el compromiso y la militancia de los castellanos y castellanas por su futuro. Y es la identidad territorial local la que mayores oportunidades de desarrollo nos ofrece.

Son muchos los motivos por los que se requiere en las autonomías castellanas una división comarcal que permita la gestión de su basto territorio. La organización territorial actual en base a diferentes comunidades autónomas, divididas en provincias y municipios no responde a la realidad agrícola y ganadera, o de los servicios sanitarios, o de los educativos, o de los servicios sociales, y, en algunos casos (dependiendo de quien sea competencia su gestión), la división territorial planificada para hacer posibles y más eficientes los servicios de la administración, sobre pasan el nivel provincial. Lo curioso del caso es que nadie se pone de acuerdo en una organización homogénea para todos ellos de forma que los habitantes de cualquier pueblo castellano no tengan que acudir con sus hijos a un colegio de un pueblo, al centro de salud de otro o a los servicios de la administración a otro diferente. Es cierto que cuando se intenta hacer una división comarcal los estudiosos se encuentran con multitud de dificultades, por que es difícil hallar las bases objetivas que solucionen el problema de una forma incuestionable. En cualquier caso el objetivo de cualquier división territorial, es la de facilitar el acceso a los servicios y los recursos, y hacer posible la buena vida de los habitantes de ese territorio. Y está claro que eso no lo está consiguiendo ni la actual organización territorial de Castilla, ni las divisiones heterogéneas y eminentemente políticas que se diseñan para dar respuesta a las necesidades de gestión territorial y prestación de servicios.

Hay evidencias suficientes para determinar cúal podría ser el elemento vertebrador del territorio en general, y de Castilla de forma particular y necesaria. Y no estoy hablando más que de la identidad local, como identidad proyecto, que tendría la capacidad de generar comunidades locales activas, participativas e implicadas en su desarrollo. Su punto de partida, la pertenencia a su lugar de residencia. Su objetivo, procurarse una mejor vida, mejorando la comunidad. Y estas comunidades locales, tienen un claro referente territorial sobre el que construirse en Castilla, que son las comarcas.

La vertebración territorial de Castilla en torno a unas comarcas cuyo proyecto de desarrollo se enmarca en lo que he venido denominando identidad proyecto, permitiría la generación de sujetos sociales que además de procurar la dotación de servicios y la adecuada gestión territorial, impulsarían el cambio social. La identidad proyecto supone un proceso de construcción social con un programa de valores y unos objetivos institucionales que atraen a una mayoría de ciudadanos sin excluir a nadie en principio. La identidad proyecto, que toma su forma y su origen en la comunidad local, no es una proclamación utópica de sueños, sino la lucha por imponer modos alternativos de desarrollo económico, sociabilidad y gobierno, en el seno de las comarcas castellanas producto de ese proceso.

César Benito

Antropólogo

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